Ante la desaceleración del crecimiento económico urge un cambio en nuestro modelo productivo.
El Producto Interior Bruto (PIB) generado por la economía española ha registrado un crecimiento real del 3,8% en el tercer trimestre de 2007 respecto al mismo periodo del año anterior, lo que supone un descenso de dos décimas con respecto al segundo trimestre de 2007.
Para la Unión Sindical Obrera, este menor crecimiento que se viene produciendo en 2007, confirma que la economía española atenúa su ritmo de avance como consecuencia de una desaceleración de la demanda nacional, que hace que el consumo final en los hogares españoles aminore en cuatro décimas su crecimiento. Junto a ello se está produciendo una menor inversión en la construcción, que está teniendo su reflejo en un menor ritmo en la iniciación de obras.
En cuanto a su repercusión en el empleo, se confirma que no avanza la creación de empleo, sino que ésta a descendido en dos décimas con respecto al trimestre anterior, manteniéndose el crecimiento en la remuneración de los asalariados no por un incremento de éstas, sino por el descenso en el número de asalariados.
Desde la USO consideramos que el momento y la situación urgen sin más demora realizar un cambio necesario tanto en el modelo de concertación social como en el modelo productivo.
Un cambio profundo que haga posible paliar las desigualdades existentes, con medidas sociales que abarquen a todos los sectores de la sociedad, con cambios en la negociación colectiva para hacer posible la recuperación del poder adquisitivo de los salarios en el que se contemple también el impacto de los tipos de interés sobre las hipotecas, que favorezca los contratos indefinidos, la progresiva eliminación de diferencias entre los distintos sectores y territorios, las diferencias de género, y respete y acreciente las mejoras laborales y sociales en el trabajo.
Tal y como dice un conocido refrán, que es gobierno tendría que considerar, “no es oro todo lo que reluce”, y precisamente lo que ha brillado por su ausencia ha sido una distribución justa y equitativa de la riqueza generada en estos años que permita a los trabajadores afrontar el período de menor bonanza económica en que estamos y que no tiene visos de enmendarse, entre otras causas, por la falta de actuación del Gobierno.
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